Acre, estado situado en la región norte de Brasil, está marcado por una rica diversidad cultural, medioambiental e histórica. Con su exuberante naturaleza, su vasta cubierta forestal y su peculiar historia, esta región fronteriza destaca por sus particularidades.
Escenario de varios acontecimientos históricos, Acre se anexionó a Brasil en 1903 tras los conflictos entre los caucheros y Bolivia, periodo conocido como la Revolución Acreana. El movimiento fue liderado por Plácido de Castro, que abogaba por la integración del territorio en Brasil, cambiando su estatus de territorio extranjero a parte del país.
Con su exuberante naturaleza, Acre alberga parte de la Amazonia y presume de una increíble biodiversidad, ofreciendo un hábitat para una gran variedad de especies vegetales y animales. Su capital, Río Branco, es un centro cultural y económico donde la cultura indígena, la producción agroextractiva y la preservación del medio ambiente van de la mano.
La población de Acre está compuesta por diferentes etnias y culturas, entre las que destacan pueblos indígenas como los ashaninka, kaxinawá y yawanawá, que contribuyen a la diversidad cultural. Tiene una cocina peculiar, con platos típicos como la harina de mandioca, el tacacá y el pato en salsa de Pardo, que es una influencia gastronómica indígena.
La economía de Acre se ha alimentado de la producción de caucho y nueces de Brasil, así como de la tala de árboles y el ecoturismo. La conservación del medio ambiente es un tema importante en la región, dada la importancia de la selva amazónica para la biodiversidad mundial y el clima del planeta.
Su cultura e historia, cuya importancia no es sólo regional, sino también nacional y mundial, debido a la preservación medioambiental y la riqueza cultural de su territorio.
Esta región posee una naturaleza exuberante, con parques y reservas naturales que son tesoros ecológicos, especies únicas de flora y fauna, cascadas, ríos y bosques impresionantes.
Acre, con su propia cultura, riqueza e identidad, encanta a los visitantes y mantiene viva su historia, contribuyendo a la diversidad cultural de Brasil.